martes, 13 de abril de 2010

EN BRUTO

Fotógrafa: Frantic (Jaipur, octubre 2009)

domingo, 11 de abril de 2010

LA OTRA CARA DEL EXOTISMO

Todos los días, miles de peregrinos llegan a Varanasi a cumplir con el ritual de purificación en aguas del Ganges, que su religión les exige realizar, al menos, una vez en la vida.

Resulta todo un espectáculo de lo más colorido el contemplar, al amanecer, desde una barca en medio del Ganges, a todas estas personas repartidas entre los ghats sumergiéndose una y otra vez en las sucias aguas del río, como emocionante el asistir, por la noche, a la ceremonia en honor a Shiva.

Sin embargo, una no puede irse de Varanasi sin ver la otra cara del exotismo.

Sorprende que una ciudad de más de dos millones de habitantes no cuente con las suficientes infraestructuras para alojar, de una manera mínimamente digna, a los miles de personas que, diariamente, acuden a Varanasi, por lo que la mayoría de ellas deben pernoctar en la estación de ferrocarril y es allí, donde la exclusión se manifiesta en toda su crudeza.

Entrar de noche en la estación de Varanasi es mirar constantemente al suelo para no pisar a ninguno de los cuerpos que duermen allí, es aprender a ignorar a las ratas que salen de los agujeros excavados por ellas mismas en los rincones, es contemplar los vagones hacinados de los trenes en que los peregrinos vuelven a sus poblaciones de origen, es sentir un nudo en el estómago cuando el guía te cuenta que, a la mañana siguiente, los vigilantes de la estación pasan a diferenciar a quienes duermen de quienes han muerto durante la noche y, en este caso, cargarlos en una camioneta.

Ésta es la otra cara del exotismo pero, esta vez, no hay fotos. No tuve valor para hacerlas.